martes, 26 de febrero de 2013

fotografía y poema de Inguz Mentti





Ahí estás



Soltando flores
Y respirando mierda


Me aburres



Yo sólo pretendía enredarte en mis bragas

Follar un rato



Pero me clavas los ojos
...

Y
se produce un milagro:


ME DUELES




Qué difícil es ser humanamente superficial contigo

La Pregunta. Pepe Pereza






Me corro y me desplomo en la cama, agotado y feliz.

-Te sabe distinto. 
-¿El qué?
-Tu semen. Sabe más…

Paladeas hasta definir el buqué.

-…amargo.
-No sabía que pudiera cambiar de sabor.
-Influye mucho lo que comes.
-¿Hablas en serio?
-Claro. Por ejemplo: si has comido espárragos sabe más amargo. Como ahora.
-Pues no he comido espárragos. 
-El tabaco también tiene que ver. El semen de los fumadores tiene un sabor más fuerte.
-¿Lo has leído o hablas por experiencia?

Eludes el tema con una sonrisa llena de picardía. Está claro, ha llegado el momento de la pregunta que todo hombre teme plantear a su pareja. 

-¿A cuántos te has follado?
-A unos cuantos. ¿Y tú?
-Contándote a ti, dieciocho.
-No está mal. 
-Dime cuántos han sido.
-Tendría que hacer memoria.
-Hazla.
-A más de dieciocho, seguro.
-¿Más de veinticinco?
-Algunos más.
-¿Más de treinta?
-Sí.
-¿Más de treinta y cinco?
-Seguramente.
-Vale, no quiero saberlo.

Algo me revuelve las tripas. Me imagino una fila larga de hombres. Enormemente larga, de pronto infinita. Puestos a imaginar, imagino que kilómetros de pollas entran por tu coño y un océano de esperma sale de tu boca, como en una fuente de leche rancia y grumosa. Sí, se me revuelve el estómago, y me siento enfermo de celos. Celoso de todos los que te han follado antes que yo y de todos los que vendrán después. 

® pepe pereza




miércoles, 20 de febrero de 2013

THE TURN OF THE SCREW. Emilio M. Martínez Eguren




(Habla Peter Quint):

     A los que vivimos después de morir, en un espacio de tinieblas pálidas, en una condenación fría y vacía, nos es dado volver al mundo, si nuestra maldad exige un cumplimiento definitivo, si podemos realizar un último apogeo de la corrupción. Y además necesitamos la materia, a la que añoramos, para poder continuar el amor tras la muerte, mi amor perverso hacia Lilith Jessel.

Ella y yo nos encontramos hace un tiempo en este ámbito de silencio y soledad, sin más fantasmas que nuestras dos almas sucias, mas no lográbamos el contacto anhelado, el amargo y violento estrechar de los cuerpos. Nos mirábamos sin ojos, fundíamos las conciencias, pero nos faltaba algo, la carne en que expresar el éxtasis. Cierta intuición prodigiosa nos reveló la posibilidad: una sutil infiltración a través de los dos niños que tanto nos quisieron, esos Flora y Miles que seguían viviendo, y a los que habíamos iniciado en el camino de la perdición, en las normas secretas y profundas de esa maldad que es la fuente de los más altos goces, gracias a una depravación gloriosa; aquellos niños que, entre risas, nos vieron cometer los actos más impuros. ¡Qué hermoso es corromper un alma inocente! Y empezamos: fue fácil como un juego. Cierto es que, al principio, la presencia de esa nueva institutriz nos molestó como una intromisión inoportuna. Mas en seguida vimos que podía constituirse en un divertimento, un añadido a la expansión del mal, algo que siempre nos alegra. Con un inapreciable esfuerzo de voluntad, conseguíamos ser visibles para la pobre señorita, y la espantábamos como en un tópico relato de fantasmas, con variados efectos visuales, sonoros, térmicos, en una maravillosa manifestación de creatividad artística. Se volvió medio loca. Mientras, poco a poco comenzamos a controlar las mentes de los niños, y a entrar en sus cuerpecitos. No sé cuál era el máximo placer, si modelar la conciencia de los inocentes, o si meternos en su tibia materia, y así, durante unos minutos, yo en Miles y Jessel en Flora, poder entregarnos a las más salvajes formas de un sexo asqueroso, más infame aún al realizarse mediante dos cuerpos infantiles. Y era muy gracioso ver las tiernas almas de Flora y Miles (al lado de las nuestras, compartiendo el mismo espacio) atónitas ante los inmensos placeres que les eran revelados. Todavía no sé si llegaron a saborear alguna onda de nuestros orgasmos. Pero, por una ley desconocida, tales fornicaciones únicamente duraban unos instantes, y Jessel y yo debíamos salir de los niños, a los que, no obstante, nos era permitido regresar al día siguiente. Por cierto, una vez la tonta institutriz nos sorprendió, es decir, vio a Flora y Miles copulando, sus bocas emitiendo indescriptibles obscenidades, oyó palabras y gemidos que eran los míos y los de mi Jessel. Horriblemente espantada, separó a los niños, se llevó a Flora y, a partir de entonces, sus sueños fueron húmedos. No se atrevió a asumirlo, tal vez quiso borrarlo de su memoria, en todo caso no dijo nada nunca, ni a la señora Grose ni a nadie, y por supuesto omitió este episodio en su tímido y estúpido manuscrito (que luego sirvió al señor James para componer una célebre novelita).

Un día comprobamos con pesar que no podíamos penetrar más en los niños. Ya no nos servían. En un acceso de furor, acabé con la dulce vida de Miles, ante la estupefacción de la institutriz, que creía poder hacer algo frente a mi potente presencia. Aunque esta enloquecida e ignorante señorita había enviado a Flora a Londres, puede que debido a la erótica escena antes referida, mi querida Lilith Jessel no permaneció ociosa, y, emulándome (¡tal es la fuerza del amor!), a las pocas semanas mató a la niña, con lo que ahora estamos los cuatro en este infierno vacío, en estas tinieblas pálidas, y buscamos nuevos cuerpos con los que fornicar entre nosotros a través del tiempo interminable.

martes, 19 de febrero de 2013

Exilio. Ericka Volkova




De vos vulnerable, habéis de mi hurtado lo poco inmune que aún restaba, sofocando en vuestros ojos mis sacrílegas blasfemias, amamantando vuestra húmeda boca con mis senos, lacerando con la lengua los pezones, irguiéndolos endurecidos por el tacto que vuestra mano entre mi vientre deslizareis, sediento él al contacto que el ombligo impaciente os ofrendare. Habéis de él el ímpetu arrancado; de cuerpos sosiego eterno que a la impaciencia de vuestra lujuria yo correspondiere, masturbando calmas de abstinencia que, ufana y fútil, célibe permanecer yo pretendiere.

Mujer media, de sexualidad completa, atormentadme os pido, lacerad con vuestras manos mi cuerpo os suplico, descarnando los labios con los míos, amorfos e insolutos, excluyendo los miedos; y si en lobos de lunas a siete días por mis caricias morirías, seamos ambas muerte viva, pues con nuestros besos y caricias por las noches los cuerpos en evos heriremos.

viernes, 15 de febrero de 2013

Tu Boca. Paloma Corrales



como si una epidemia
me asolara
me miro en los espejos
y repito tu boca
por todas partes
esa boca
que reclama el asedio
en un tiempo de piel
esa boca
que consiente y se queda
ahogándome
ocupándome
como si entre mis muslos
tú fueras
anticipadamente.

sábado, 9 de febrero de 2013

Noche blanca - Nuit blanche. Sidonie Gabrielle Colette

© Jean-Louis Tornato

No hay en nuestra casa más que un lecho, demasiado ancho para ti, un poco estrecho para nosotros dos. Es casto, blanco del todo, desnudo del todo; ningún cubrecama oculta, en pleno día, su honesto candor. Los que vienen a vernos lo miran tranquilamente, y no vuelven los ojos con un aire cómplice, porque está marcado, en medio, por un solo valle, como el lecho de una muchacha que duerme sola. No saben, los que entran aquí, que cada noche el peso de nuestros cuerposjuntos ahonda un poco más, bajo su mortaja voluptuosa, ese valle no más amplio que una tumba.
Il n'y a dans notre maison qu'un lit, trop large pour toi un peu étroit pour nous deux. Il est chaste tout blanc, tout nu; aucune draperie ne voile, en plein jour, son honnête candeur. Ceux qui viennent nous voir le regardent tranquillement, et ne détournent pas les yeux d'un air complice, car il est marqué, au milieu, d'un seul vallon moelleux, comme le lit d'une jeune fille qui dort seule. Ils ne savent pas, ceux qui entrent ici, que chaque nuit le poids de nos deux corps joints creuse un peu plus sous son linceul voluptueux, ce vallon pas plus large qu'une tombe. 
¡Oh, nuestro lecho desnudo! Una lámpara deslumbrante, inclinada sobre él, lo desviste más todavía. No buscamos, en el crepúsculo, la sombra sabia, de un gris de araña, que filtra un dosel de encaje; ni la luz rosa de una lamparilla color de conchas marinas... Astro sin alba y sin ocaso, nuestro lecho no cesa de irradiar más que para hundirse en una noche profunda y aterciopelada.
Ô notre lit tout nu ! Une lampe éclatante, penchée sur lui, le dévêt encore. Nous n'y cherchons pas, au crépuscule l'ombre savante, d'un gris d'araignée, que filtre un dais de dentelle, ni la rose lumière d'une veilleuse couleur de coquillage... Astre sans aube et sans déclin, notre lit ne cesse de flamboyer que pour s'enfoncer dans une nuit profonde et veloutée.
Un halo de perfume lo aureola; - embalsama, rígido y blanco como el cuerpo de una bienaventurada difunta. Es un perfume complicado que sorprende, que se respira con atención, con la preocupación de distinguir el alma rubia de tu tabaco preferido, el aroma más rubio de tu piel tan clara, y ese sándalo quemado que se exhala de mí; pero este agreste olor de hierbas aplastadas, ¿quién puede decir si es mío o tuyo?!
Un halo de parfum le nimbe; il embaume, rigide et blanc, comme le corps d'une bienheureuse défunte. C'est un parfum compliqué qui surprend, qu'on respire attentivement, avec le souci d'y démêler l'âme blonde de ton tabac favori, l'arôme plus blond de ta peau si claire et ce santal brûlé qui s'exhale de moi; mais cette agreste odeur d'herbes écrasées, qui peut dire si elle est mienne ou tienne ? 
¡Acógenos esta noche, oh nuestro lecho, y que tu fresco valle se ahonde un poco más bajo la somnolencia febril con que nos ha embriagado una jornada de primavera, en los jardines y en los bosques!
Reçois-nous ce soir, ô notre lit, et que ton frais vallon se creuse un peu plus sous la torpeur fiévreuse dont nous enivra une journée de printemps, dans les jardins et dans les bois !...
Yazgo sin movimiento, la cabeza sobre tu dulce hombro. Voy a descender, seguramente hasta mañana, al fondo de un negro sueño, un sueño tan obstinado, tan cerrado, que las alas de los sueños vendrán en vano a golpearlo. Voy a dormir... Espera tan sólo que busque, para la planta de mis pies que hormiguea y arde, un sitio fresco del todo... Tú no te has movido. Respiras con largas aspiraciones, pero siento tu hombro todavía despierto, atento a ahuecarse bajo mi mejilla... Durmamos... Las noches de mayo son tan cortas... A pesar de la oscuridad azul que nos baña, mis párpados están todavía llenos de sol, de llamas rosas, de sombras que se mueven, balanceadas, y contemplo mi jornada con los ojos cerrados, como se inclina una detrás del abrigo de una persiana, sobre un jardín de verano deslumbrante.
Je gis sans mouvement, la tête sur ta douce épaule je vais sûrement, jusqu'à demain, descendre au fond d'un noir sommeil, un sommeil si têtu, si fermé, que les ailes des rêves le viendront battre en vain. Je vais dormir... Attends seulement que je cherche, pour la plante de mes pieds qui fourmille et brûle, une place toute fraîche... Tu n'as pas bougé. Tu respires à long traits, mais je sens ton épaule encore éveillée, attentive à se creuser sous ma joue... Dormons... Les nuits de mai sont si courtes. Malgré l'obscurité bleue qui nous baigne, mes paupières sont encore pleines de soleil, de flammes roses, d'ombres qui bougent, balancées, et je contemple ma journée les yeux clos, comme on se penche, derrière l'abri d'une persienne, sur un jardin d'été éblouissant...
¡Cómo palpita mi corazón! Oigo también el tuyo bajo mi oreja. ¿No duermes tú? ¿No duermes? Levanto un poco la cabeza, adivino la palidez de tu rostro caído hacia atrás, la sombra salvaje de tus cortos cabellos. Tus rodillas son frescas como dos naranjas... Vuélvete hacia mi lado, para que las mías les roben ese liso frescor.
Comme mon coeur bat! J'entends aussi le tien sous mon oreille. Tu ne dors pas ? Je lève un peu la tête, devine la pâleur de ton visage renversé, l'ombre fauve de tes courts cheveux. Tes genoux sont frais comme deux oranges... Tourne-toi de mon côté, pour que leur miens leur volent cette lisse fraîcheur... 
¡Ah! ¡Durmamos...! Mil hormigas corren mil veces, con mi sangre, bajo mi piel. Los músculos de mis tobillos palpitan, mis orejas tiemblan, y nuestro dulce lecho, ¿está sembrado de agujas de pino, esta noche? ¡Durmamos! ¡Lo quiero!
Ah! dormons!... Mille fois mille fourmis courent avec mon sang sous ma peau. Les muscles de mes mollets battent, mes oreilles tressaillent, et notre doux lit ce soir, est-il jonché d'aiguilles de pin ? Dormons! je le veux !
No puedo dormir. Mi insomnio feliz palpita, alegre, y adivino, con tu inmovilidad, el mismo abatimiento tembloroso... Tú no te mueves. Tú esperas que yo me duerma. Tu brazo se aprieta, a veces, en torno de mí por tierna costumbre, y tus pies encantadores se entrelazan con los míos... El sueño se acerca, me roza y huye... ¡Lo veo! Es semejante a esa mariposa de pesado terciopelo que yo perseguía en el jardín inflamado de iris... ¿Recuerdas? ¡Qué luz, qué impaciente juventud exaltaba toda aquella jornada...! Una brisa ácida y apresurada lanzaba sobre el sol una humareda de nubes rápidas, ajaba al paso las hojas demasiado tiernas de los tilos, y las flores del nogal caían convertidas en orugas enrojecidas sobre nuestros cabellos, con las flores de las paulonias, de un morado lluvioso de cielo parisiense... Los brotes de las grosellas que tú magullabas, la acedera salvaje en forma de rosa en medio del césped, la menta tierna del todo, todavía morena, la salvia vellosa como una oreja de liebre, todo desbordaba un jugo fuerte y pimentado, del que mezclaba en mis labios el gusto de alcohol y de licor de limón.
Je ne puis dormir. Mon insomnie heureuse palpite allègre, et je devine, en ton immobilité, le même accablement frémissant... Tu ne bouges pas. Tu espères que je dors. Ton bras se resserre parfois autour de moi, par tendre habitude, et tes pieds charmants s'enlacent au miens... Le sommeil s'approche, me frôle et fuit... Je le vois ! Il est pareil à ce papillon de lourd velours que poursuivais, dans le jardin enflammé d'iris... Tu te souviens ? Quelle lumière, quelle jeunesse impatiente exaltait toute cette journée !... Une brise acide et pressée jetait sur le soleil une fumée de nuages rapides, fanait en passant les feuilles trop tendres des tilleuls, et les fleurs du noyer tombaient en chenilles roussies sur nos cheveux, avec les fleurs des paulownias, d'un mauve pluvieux de ciel parisien... Les pousses des cassis que tu froissais, l'oseille sauvage en rosace parmi le gazon, la menthe toute jeune, encore brune, la sauge duvetée comme une oreille de lièvre - tout débordait d'un suc énergique et poivré, dont je mêlais sur mes lèvres le goût d'alcool et de citronnelle...
Yo no sabía más que reír y gritar, pisoteando la larga hierba jugosa que manchaba mi vestido... Tu alegría tranquila velaba sobre mi locura, y cuando he tendido la mano para alcanzar aquellas gavanzas, ¿sabes? de un rosa tan conmovedor, la tuya ha roto la rama antes que yo, y has quitado, una por una, las espinitas curvadas, color de coral con forma de garras... Me has dado las flores desarmadas...
Je ne savais que rire et crier, en foulant la longue herbe juteuse qui tachait ma robe... Ta tranquille joie veillait sur ma folie, et quand j'ai tendu la main pour atteindre ces églantines, tu sais, d'un rose si ému - la tienne a rompu la branche avant moi, et tu as enlevé, une à une, les petites épines courbes, couleur de corail, en forme de griffes... Tu m'as donné les fleurs désarmées... 
Me has dado flores desarmadas. Me has dado, para que descanse jadeante, el mejor sitio a la sombra, bajo el árbol de lilas de Persia con racimos maduros. Has recogido para mí las anchas azulinas de las canastillas, flores encantadas cuyo corazón velloso emana olor a albérchigo... Me has dado la nata del botecito de leche, en la hora de la merienda; cuando mi hambre feroz te hacía sonreír... Me has dado el más dorado pan, y veo todavía tu mano transparente al sol, alzada para arrojar la avispa que se ahogaba, cogida en los rizos de mis cabellos... Has colocado sobre mis espaldas una ligera capa cuando una nube más larga ha pasado lentamente, hacia el fin del día, y he temblado toda sudorosa, ebria del todo, de un placer sin nombre entre los hombres, el placer ingenuo de los animales, felices en la primavera... Me has dicho: «Vuelve... Párate... ¡Regresemos!» Me has dicho...
Tu m'as donné les fleurs désarmées... Tu m'as donné, pour que je m'y repose haletante, la place la meilleure à l'ombre, sous le lilas de Perse aux grappes mûres... Tu m'as cueilli les larges bleuets de corbeilles, fleurs enchantées dont le cœur velu embaume l'abricot... Tu m'as donné la crème du petit pot de lait, à l'heure du goûter où ma faim féroce te faisait sourire... Tu m'as donné le pain le plus doré, et je vois encore ta main transparente dans le soleil, levée pour chasser la guêpe qui grésillait, prise dans les boucles de mes cheveux... Tu as jeté sur mes épaules une mante légère, quand un nuage plus long, vers la fin du jour, a passé ralenti, et que j'ai frissonné, toute moite, toute ivre d'un plaisir sans nom parmi les hommes, le plaisir ingénu des bêtes heureuses dans le printemps... Tu m'as dit: « Reviens... arrête-toi... Rentrons ! » Tu m'as dit...
¡Ah! Si pienso en ti se acabó mi descanso. ¿Qué hora acaba de sonar? He aquí que las ventanas azulean. Oigo palpitar mi sangre, o tal vez es el murmullo de los jardines, allá lejos... ¿Duermes? No. Si acercara mi mejilla a la tuya sentiría temblar tus cejas como el ala de una mosca cautiva... Tú no duermes. Espías mi fiebre. Me guareces contra los malos sueños; piensas en mí como pienso en ti, y fingimos, por un extraño pudor sentimental, un apacible sueño. Mi cuerpo entero se abandona distendido, y mi nuca pesa sobre tu dulce espalda pero nuestros pensamientos se aman, discretamente, a través de esta alba azul, tan presta a crecer.
Ah ! si je pense à toi, c'en est fait de mon repos. Quelle heure vient de sonner ? Voici que les fenêtres bleuissent. J'entends bourdonner mon sang, ou bien c'est le murmure des jardins, là-bas... Tu dors ? non. Si j'approchais ma joue de la tienne, je sentirais tes cils frémir comme l'aile d'une mouche captive... Tu ne dors pas. Tu épies ma fièvre. Tu m'abrites contre les mauvais songes; tu penses à moi comme je pense à toi, et nous feignons, par une étrange pudeur sentimentale, un paisible sommeil. Tout mon corps s'abandonne, détendu, et ma nuque pèse sur ta douce épaule ; - mais nos pensées s'aiment discrètement à travers cette aube bleue, si prompte à grandir...
Pronto la barra luminosa, entre las cortinas, va a avivarse, a tornarse rosa... Unos cuantos minutos más, y podré leer en tu hermosa frente, en tu mentón delicado, en tu boca triste y tus párpados cerrados, la voluntad de aparecer dormido... Es la hora en que mi cansancio, mi insomnio enervador no podrán ya callarse, en que sacaré los brazos fuera de este lecho febril y mis talones malvados preparan ya su andar astuto...
Bientôt la barre lumineuse, entre les rideaux, va s'aviver, rosir... Encore quelques minutes, et je pourrai lire, sur ton beau front, sur ton menton délicat, sur ta bouche triste et tes paupières fermées, la volonté de paraître dormir... C'est l'heure où ma fatigue, mon insomnie énervées ne pourront plus se taire, où je jetterai mes bras hors de ce lit enfiévré, et mes talons méchants déjà préparent leur ruade sournoise...
Entonces, fingirás que te despiertas. Entonces podré refugiarme en ti, con confusas quejas injustas, con suspiros exagerados, con crispaciones que maldecirán el día llegado ya, la noche tan tarde en terminar, el ruido de la calle... Porque sé que entonces apretarás tu abrazo, y que, si el acunamiento de tus brazos no es suficiente para calmarme, tu beso se hará más tenaz, tus manos más amorosas, y que me concederás la voluptuosidad como un socorro, como el exorcismo soberano que expulsa de mí a los demonios de la fiebre, de la ira, de la inquietud... Me darás la voluptuosidad, inclinado sobre mí, los ojos llenos de una ansiedad maternal, tú que buscas, a través de tu amiga apasionada, el hijo que no has tenido...
Alors tu feindras de t'éveiller! Alors je pourrai réfugier en toi, avec de confuses plaintes injustes, des soupirs excédés, des crispations qui maudiront le jour déjà venu, la nuit si longue à finir, le bruit de la rue… Car je sais bien qu'alors tu resserreras ton étreinte, et que, si le bercement de tes bras ne suffit pas à me calmer, ton baiser se fera plus tenace, tes mains plus amoureuses, et que tu m'accorderas la volupté comme un secours, comme l'exorcisme souverain qui chasse de moi les démons de la fièvre, de la colère, de l'inquiétude... Tu me donneras la volupté, penchée sur moi, les yeux pleins d'une anxiété maternelle, toi qui cherches, à travers ton amie passionnée, l'enfant que tu n'as pas eu...


miércoles, 6 de febrero de 2013

El invierno es ajeno. Ana Ares



Con las piernas cruzadas
anudo la violencia,
mas desatan mis dedos el perfume
de aquello que se ignora,
de mi deseo de ti, de mi contigo.

No podemos, como otros,
adquirir hábitos o colmar paciencias
ni devanar el hilo de tu boca a la mía.
Tan solo este arrebato, prontitud y descalabro
nos caben en un tiempo
de amar morir tan breve.

Y por eso es sendero y es luz bajo mi ropa.
Fuera el invierno, ajeno, no es jamás de nosotros.
Y tus ojos azules
son los ojos más negros
                en que jamás me vi.



de Versos de la Ciudad Negra


viernes, 1 de febrero de 2013

Mi Casa. Jorge García Torrego


Yo tengo una casa que empieza en mi cuerpo
y acaba en el suyo.

Mi esperanza tiene dos bocas
a veces es un nudo
y otras
un río caliente.

Mi casa no acaba nunca
y todas las ventanas me pertenecen.






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