lunes, 12 de agosto de 2013

Llevaban años reprimiendo el deseo... Ana Asperilla





Llevaban años reprimiendo el deseo
y el deseo es como el agua,
imparable.


¿Trajiste el coche?
Sí, lo dejé en la puerta
Puedes quitarte la chaqueta si quieres, déjala sobre la silla
¿Esta?
Sí, la silla roja que hay en el salón
¿Empezamos ya?
Por mí sí
Estoy preparado


La cena estaba lista, todo estaba milimétricamente ordenado, para eso llevaban ensayando tanto tiempo. El mantel era un regalo familiar, lo bordó la abuela de Elena antes de casarse, y había llegado hasta ella en buen estado; era de algodón egipcio, muy fino, algo desgastado en algunas zonas, pero eso le daba aún más valor. Los platos los llevó Laura, la más joven de los tres, eran elegantes y discretos, no parecían nuevos, tampoco antiguos. Aun así, no desentonaban.
Los cubiertos y la cristalería corrió a cargo de Eloi, lo había comprado todo en una tienda de antiguo, cerca de la salida del metro que le dejaba en su casa.

Elena subió un poco más la temperatura de la calefacción, no quería que nadie pasara frío esa noche, y Laura se desabrochó la blusa. Eloi ya estaba sobre la mesa cuando ellas entraron con el vino. Era muy hermoso, con la luz tenue del salón, apenas podría decirse que estaba vivo, la piel ligeramente irisada por el sudor, los músculos en tensión hacían que pudieran advertirse sus venas bajo la piel de mármol.

Al oírlas entrar, su corazón se aceleró algo más, y se hizo más evidente lo excitado que estaba, ellas sonrieron como quien acaba de ver un jaque mate. Apenas hicieron ruido al sentarse, sólo el leve rumor de las servilletas al desdoblarse y dejarlas suavemente sobre el regazo.
 Antes de empezar, brindaron mirándose a los ojos.

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